Por teléfono, Layla Laraway siempre enloquecía a los hombres con su voz sexy. Pero en los encuentros cara a cara, pocos miraban más allá de sus kilos de más para descubrir a la mujer que había dentro. Por ello, hacía mucho que había dejado de creer en los cuentos de hadas... y en el Príncipe Azul.
Con un vistazo a Layla Laraway, el empresario Ethan Winslow supo que había encontrado a una princesa. Layla era más mujer que cualquera de las que hubiera conocido jamás, y la deseaba como nunca deseó a ninguna de las esculturales mujeres con las que solía salir. De pronto, ese hombre reacio al matrimonio buscó conquistar a Layla y convencerla de que existían los finales felices...
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