Adams había vuelto a Belle Terre para salvar la plantación de su familia, pero al ver a Eden Claibourne de nuevo, tuvo que luchar contra su antiguo deseo por la mujer a quien jamás había olvidado. La desgarbada muchachita se había convertido en una sensual diosa, que Adams deseaba ardientemente llevarse a la cama.
Pero Eden merecía a un hombre que pudiera ofrecerle algo más que una tórrida y fugaz pasión. ¿Resultarían los tentadores besos de su primer amor lo suficientemente convincentes como para que aquel hombre hastiado y solitario bajara la guardia?
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