El trabajo de asistenta para una agencia de modelos de la conservadora Emmy Clarke le proporciona una ventaja distintiva: conseguir observar desfiles de bonitos hombres-caramelo durante todo el día. Pero tener que trabajar para la ultra-maliciosa Fiona Stone apenas hace que valga la pena. Emmy disfruta mirando, pero no es lo suficientemente estúpida como para enamorarse de uno de los tentadores especímenes. Especialmente no de la estrella en alza Ben Shaw. Ben es todo lo que Emmy no es: ha visto mucho mundo, bien pagado y exquisitamente hermoso. Él también tiene más salida que Vogue. Contra su mejor juicio de involucrarse, las raíces sureñas de Emmy se hacen notar y, cuando sea que él esté en el set, ella se asegura esté bien tratado y cuidado. Pero se rehúsa a convertirse en una de las patéticas groupies que lo codician, y pronto Ben se siente atraído por su actitud refrescante y real. Contra el telón de fondo de shows de moda en NYC, París y Milán, su ocasional flirteo se convierte e